En el sector agroindustrial, colaborar con cooperativas agrícolas a través de la agricultura contractual y establecer asociaciones de investigación para mejorar la calidad de las semillas son estrategias clave. Estas prácticas ayudan a estabilizar las cadenas de suministro, mejorar la calidad de los cultivos y fomentar un crecimiento sostenible. Al combinar la agricultura contractual con las colaboraciones con institutos de investigación agrícola, ya sean públicos o privados, las empresas pueden enfrentar los desafíos del suministro, el control de calidad y la resiliencia de los cultivos.
«El éxito no es definitivo; el fracaso no es fatal: es el coraje de continuar lo que cuenta». Esta famosa cita de Winston Churchill se aplica a muchos campos, especialmente a la agricultura. El sector agrícola es un sector complejo y dinámico que involucra a numerosos actores, procesos y riesgos. Los pequeños agricultores y las empresas agrícolas a menudo se enfrentan a desafíos como el cambio climático, la volatilidad de los mercados, la competencia y la regulación. Sin embargo, también tienen oportunidades para mejorar sus medios de vida, su seguridad alimentaria y su sostenibilidad ambiental.