«El éxito no es definitivo; el fracaso no es fatal: es el coraje de continuar lo que cuenta». Esta famosa cita de Winston Churchill se aplica a muchos campos, especialmente a la agricultura. El sector agrícola es un sector complejo y dinámico que involucra a numerosos actores, procesos y riesgos. Los pequeños agricultores y las empresas agrícolas a menudo se enfrentan a desafíos como el cambio climático, la volatilidad de los mercados, la competencia y la regulación. Sin embargo, también tienen oportunidades para mejorar sus medios de vida, su seguridad alimentaria y su sostenibilidad ambiental.
¿Cómo pueden transformar el fracaso en éxito? En esta guía, proporcionaré consejos y ejemplos concretos para que los pequeños agricultores y las empresas agroalimentarias aprendan de sus fracasos y mejoren su rendimiento.
Aceptar el fracaso como una oportunidad
No veas el fracaso como un signo de debilidad o derrota. Al contrario, considérelo como una oportunidad para aprender y crecer.
Por ejemplo, Peter Chege, un pequeño agricultor en Kenia, sufrió graves pérdidas de cultivos debido a prolongadas sequías. En lugar de rendirse, adoptó un nuevo sistema de riego por goteo con la ayuda de una ONG local. Esta tecnología aumentó considerablemente sus rendimientos y su resiliencia a las sequías. Chege también diversificó sus cultivos introduciendo verduras muy demandadas como tomates y espinacas. Su enfoque innovador no solo aumentó sus ingresos, sino que también aseguró la seguridad alimentaria de su familia y comunidad.
De igual manera, Khyati Agribusiness en India enfrentó una reacción negativa por parte de los clientes debido a la mala calidad de sus productos, lo que resultó en pérdidas significativas. En lugar de cerrar, la empresa invirtió en la mejora de sus procesos de control de calidad y capacitó a fondo a su personal. También modernizaron su equipo para cumplir con las normas internacionales. Como resultado, Khyati recuperó la confianza de los clientes, amplió su cuota de mercado e incluso pudo ingresar a nuevos mercados internacionales.
Analizar las causas de su fracaso
Comprender qué salió mal es crucial para desarrollar soluciones efectivas.
Nguyen Thi Hoa, una pequeña agricultora en Vietnam, sufrió devastadoras infestaciones de plagas que afectaron gravemente sus rendimientos. Después de analizar la situación, se dio cuenta de que los pesticidas químicos que utilizaba no solo eran ineficaces, sino también dañinos para el suelo. Solicitó la opinión de expertos agrícolas y cambió a métodos de cultivo orgánico, incluyendo repelentes naturales y rotación de cultivos. Estos cambios redujeron sus costos y aumentaron su productividad y rentabilidad.
En Brasil, AgroVida enfrentó dificultades financieras y baja satisfacción de los clientes debido a una logística ineficiente y un mal servicio al cliente. Después de un análisis minucioso, descubrieron que los altos costos de transporte y almacenamiento agotaban sus recursos. Implementando un sistema de gestión lean, optimizando sus operaciones y reasignando fondos al marketing y al servicio al cliente, AgroVida mejoró su salud financiera y la satisfacción de sus clientes.
No tener miedo de experimentar
Los pequeños agricultores pueden explorar diferentes tipos de cultivos o de ganadería adaptados a sus tierras, clima y demanda del mercado. Por ejemplo, cultivar verduras especializadas o étnicas que tienen un valor más alto y menos competencia que los cultivos convencionales puede ser beneficioso.
Los agricultores pueden adoptar prácticas agrícolas sostenibles como la agroforestería, la agroecología, la permacultura o la agricultura orgánica para mejorar la salud del suelo, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.
Estudio de caso 1: Cultivos diversificados en Uganda
Rosemary Acan, una agricultora en Uganda, experimentó con cultivos de alto valor como pimientos y hierbas, que tenían una gran demanda en el mercado local e internacional. También integró técnicas de agroforestería, plantando árboles junto a sus cultivos para mejorar la fertilidad del suelo y proporcionar sombra. Esta diversificación y enfoque sostenible llevaron a un aumento sustancial de sus ingresos y su resiliencia ante las fluctuaciones del mercado y del clima.
Estudio de caso 2: Comercialización directa en los Estados Unidos
El Glynwood Center for Regional Food and Farming en Nueva York capacitó a los agricultores para utilizar canales de comercialización directa como los mercados de agricultores y la agricultura apoyada por la comunidad (CSA). Un caso de éxito es el de Green Table Farms, que tenía dificultades para obtener ganancias vendiendo a mayoristas. Al cambiar a la comercialización directa, aumentaron considerablemente sus ingresos, construyeron relaciones más sólidas con los consumidores y redujeron los desperdicios al adaptar la producción a la demanda directa.
Productos de valor agregado
A continuación, algunos ejemplos de productos de valor agregado que los pequeños agricultores de países en desarrollo pueden producir y vender en sus granjas:
Frutas y verduras deshidratadas: La deshidratación es un método simple y económico de conservación de frutas y verduras que son abundantes en ciertas temporadas. Los productos deshidratados pueden venderse como snacks, ingredientes o alimentos para animales. Tienen una vida útil más larga y pueden transportarse fácilmente. Ejemplos: mangos, plátanos, piñas, tomates, cebollas y pimientos.
Miel y cera de abejas: La apicultura es una actividad sostenible y rentable que requiere poca tierra y recursos. La miel y la cera de abejas son productos valiosos utilizados en alimentos, medicina, cosméticos y velas. También ayudan a polinizar cultivos y mejorar la biodiversidad. En Tanzania, los apicultores de la región de Tabora formaron cooperativas para comercializar su miel y cera de abejas, aumentando considerablemente su poder de negociación e ingresos.
Hierbas y especias: Las hierbas y especias tienen propiedades aromáticas o sabrosas que mejoran el sabor y la calidad de los alimentos. También pueden tener beneficios medicinales o nutricionales. Cultivadas en pequeños espacios, pueden venderse frescas, secas o transformadas en aceites, tés o polvos. Ejemplos: albahaca, menta, romero, cúrcuma, jengibre y pimienta. En India, pequeños agricultores de Kerala lograron comercializar sus especias orgánicas a nivel mundial, aprovechando la creciente demanda de productos orgánicos y de comercio justo.
Conclusión
Aprender del fracaso no es fácil, pero es esencial para los pequeños agricultores y las empresas agrícolas. Considerando el fracaso como una oportunidad para aprender y crecer, analizando sus causas y estando abiertos a la experimentación, pueden mejorar sus capacidades de gestión estratégica, innovación y adaptación. Estas prácticas pueden ayudarles a superar los desafíos e incertidumbres del sector agrícola.
Espero que esta guía les inspire a considerar el fracaso como una fuerza positiva para el cambio. Recuerden, el fracaso no es el final del camino, sino el comienzo de un nuevo viaje hacia el éxito.
Espero que hayan disfrutado la lectura de este artículo y que hayan aprendido algo nuevo y útil. Si es así, compártanlo con sus amigos y colegas que puedan estar interesados en la agricultura y el agronegocio.
Kosona Chriv
Consultora Senior
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